BALBINA MORENO SÁNCHEZ
LICENCIADA EN PEDAGOGÍA
MASTER EN LOGOPEDIA
El
acto de hablar es un proceso complejo que suele dar comienzo en torno al primer
año de edad más o menos, dependiendo de cada niño y sus particularidades.
Para
que este aprendizaje se lleve a cabo es necesaria la puesta a punto de todo un
engranaje de órganos internos y externos, así como conexiones neuronales, que
serán los encargados de la emisión final del habla.
Como
profesionales y sobre todo como padres, debemos vigilar desde pequeños a
nuestros hijos y controlar que todos aquellos aspectos que puedan favorecer o
perjudicar el acceso al lenguaje oral estén atendidos.
En
primer lugar, si hay sospecha de problemas de origen neurológico, debemos
acudir lo antes posible a nuestro pediatra para ser derivados al servicio de Neuropediatría.
Del mismo modo, hemos de descartar dificultades de carácter auditivo en el
servicio de Otorrinolaringología.
Por
otro lado, y es aquí donde centraremos nuestra atención, aparecen las
disfunciones orofaciales, causantes en muchas ocasiones, de las alteraciones
articulatorias infantiles. Estas pueden tener diferente origen: funcional y
orgánico. Las primeras tienen su causa principal en los malos hábitos que
después desarrollaremos. Las segundas tienen una estrecha relación con
malformaciones o alteraciones físicas de los órganos que componen la boca.
Antes
de pasar a enumerar los diferentes tipos de disfunciones haremos un breve
resumen de los órganos bucofaciales que intervienen en el proceso del habla.
Para una correcta articulación y adquisición del habla los órganos implicados
son: labios, lengua, paladar, mejillas, dientes, maxilares,…Todos éstos con una
posición, movilidad, coordinación y agilidad adecuada garantizarán la puesta en marcha del habla.
Tipos
de disfunciones orofaciales:
1. De
origen funcional. La causa de estas alteraciones tiene su origen en malos
hábitos. Pasados los 3 años de edad todos estos hábitos que vamos a citar pasan
a provocar problemas de deglución, trastornos esqueléticos y dificultades
articulatorias.
-Hábitos Orales:
·
Succión
del pulgar: provoca mordida abierta, deformación del paladar, proyección del
maxilar superior y sigmatismo (dificultad para pronunciar el fonema /s/).
·
Succión
labial: implica falta de desarrollo mandibular y alteración de la mordida.
·
Succión
lingual: favorece ensanchamiento de la lengua, deformidad de las arcadas
dentales y sigmatismo.
·
Uso
precoz y prolongado de los chupetes y tetinas: los bebés que inician muy
tempranamente la alimentación artificial (biberones) y que además usan chupetes
inadecuados no adquieren correctamente el patrón de deglución, lo que favorece
el empuje hacia delante de la lengua. Ello implica deformación de las arcadas
dentales, proyección mandibular y dificultades para articular todos los fonemas
linguales.
-Alimentación inadecuada para la edad: la prolongación después de los 2
años/ 2 años y medio de la alimentación a base de líquidos y papillas, propicia
la atrofia de la mordida y de la masticación. Esto provoca falta de movilidad,
agilidad y coordinación de todos los órganos bucofaciales, repercutiendo de
forma grave en la articulación.
-
Respiración bucal (con la boca abierta): esta disfunción tiene tanto origen
funcional (por mal hábito) como orgánico (vegetaciones adeniodeas, alergias,
desviaciones del tabique nasal,…). Este patrón respiratorio predispone a un
desarrollo defectuoso de los dientes y los maxilares y a dificultades
articulatorias, debido a la posición baja y adelantada de la lengua.
2.
De
origen orgánico: estas disfunciones hacen referencia principalmente a
malformaciones óseas y de los órganos bucofaciales,… En muchas ocasiones éstas
necesitan intervención quirúrgica o prótesis para mejorar su estado.
-
Macroglosia:
con este término nos referimos a una lengua más grande de lo habitual. No suele
ser frecuente y tiende a darse en personas con Síndrome de Down. Suele ser una
lengua hipotónica con escasa movilidad, coordinación y agilidad.
-
Anquiloglosia:
es la alteración del frenillo lingual, ya sea por corto o ancho. Esto implica
falta de movilidad de la lengua con consecuencias para la articulación (se
pueden ver alterados todos los fonemas linguales) y la deglución. En muchos
casos es necesaria la intervención quirúrgica.
-
Hiperplasia
amigdalina (amigdalas): ésta puede alterar la función de la lengua
contribuyendo a su posición adelantada en reposo. Como en otras disfunciones
provoca problemas de deglución y sigmatismo.
-
Anomalías
óseas de los maxilares y el paladar: hablamos aquí de labio leporino, fisuras
palatinas, fisuras maxilares,… Estas facilitan una adaptación de la lengua a
las cavidades orales provocando las disfunciones linguales citadas en casos
anteriores.
A
modo de conclusión podemos decir en la mayoría de los casos (sobre todo en los
de carácter funcional) que con una buena información, prevención y actuación
temprana podríamos evitar casos de niños con alteraciones articulatorias.
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