CONCEPCIÓN ROBLES MARTÍNEZ (Fisioterapeuta C.D.I.A.T. Avanza)
Mª JOSÉ LOZANO BERNAL (Psicóloga C.D.I.A.T. Avanza)
BALBINA MORENO SÁNCHEZ (Logopeda C.D.I.A.T. Avanza)
La atención
temprana comenzó a implantarse como tratamiento en niños con discapacidad, hace
alrededor de veinticinco-treinta años gracias a asociaciones de padres que
preocupados por el desarrollo más lento de sus hijos precisaban de la intervención de
especialistas, pero en la educación convencional no había respuesta para ellos,
primero porque la edad de escolarización suele ser posterior a la detección de
los problemas, y segundo porque la integración e intervención especializada
estaba comenzando a dar sus primeros pasos.
La
intervención temprana desde los primeros meses (incluso días) se hace desde
programas educativos o terapéuticos diseñados para prevenir o para mejorar
posibles alteraciones o una deficiencia ya existente entre una población
determinada de niños (Dunst, 1985). El
apoyo va dirigido, no solo al niño sino a la familia y el entorno social, ofreciendo servicios de
información, detección, diagnóstico, orientación y apoyo familiar, coordinación
con servicios sanitarios y sociales, así como asesoramiento a centros de
educación infantil para la mejor integración de los niños.
Los argumentos
en que se apoyan los especialistas en atención temprana son diversos: las
corrientes psicoanalíticas, estudios ambientales, trabajos de investigación
neurológica…es muy importante considerar el alto nivel de plasticidad del
sistema nervioso durante el periodo temprano de la vida, durante el cual la
interacción con un ambiente rico en estímulos ( visuales, auditivos, táctiles,
afectivos…) va a posibilitar un mayor aprendizaje, ya que esta interacción
ayuda al desarrollo cerebral.
¿Cuál es la población a la que va dirigida la atención temprana?
En general, por un lado a niños de alto riesgo biológico y por otro de alto
riesgo socio-ambiental. Entre los primeros
incluiríamos a los niños de bajo peso al nacer (inferior a 2.000-2.500
grs.), grandes prematuros, niños con asfixia perinatal, niños que han padecido
infecciones del sistema nervioso central (meningitis, encefalitis…),niños con
alteraciones genéticas (síndrome de Down, síndrome de Turner…), niños que hayan
sufrido traumatismos cráneo-encefálico, niños con problemas en el periodo
neonatal, en definitiva niños que bajo el juicio del pediatra puedan padecer
algún tipo de retraso madurativo en su desarrollo. Entre el segundo grupo, más
difícil de detectar en muchas ocasiones, serían los niños procedentes de
ambientes socio-económicos muy
desfavorecidos, niños de familias en extrema pobreza, hijos de padres
alcohólicos o drogadictos, familias desestructuradas… a los que con frecuencia
se suma malnutrición, problemas neonatales, carencias afectivas entre otros.
¿Cuándo comenzar con los programas de
atención temprana? Se debe comenzar lo antes posible. A veces la
detección de la problemática en el niño
es en el momento del nacimiento o en los primeros días de vida, por lo que se
puede intervenir y comenzar a tratar de forma inmediata. En otros casos la
alteración se detecta de forma más tardía, por lo que la intervención se inicia
con retraso. A veces el que se intervenga demasiado tarde es causa de una falta
de información hacia los padres de donde poder ir para que les ayuden, o por la
negación del problema por parte ellos, ya sea por un déficit de formación, por
la forma en la que se les ha presentado el problema, por no reaccionar y
asumirlo, por pensar que es algo pasajero y que evolucionará bien. Por un
motivo u otro se pierden unos meses que son primordiales en el desarrollo del
niño.
¿Quién y qué factores deben o están presentes
en un programa de intervención temprana? La familia es considerada como
parte esencial del equipo de trabajo, por lo que el “modelo tradicional”, donde
el aprendizaje es en un ambiente concreto, las actividades se realizan de una
forma aislada, sin relación a nada,… queda un poco atrás, y entran a formar
parte otros en donde la interacción padre-hijo debe ser un objetivo en la
intervención en casa, y cuya presencia es muy importante. El intercambio
positivo con el medio que lo rodea para el aprendizaje y desarrollo del niño
sería otro, pudiendo mejorar desde el ámbito social el bienestar individual,
familiar… y que el trabajo sea en un contexto natural, y las actividades tengan
una funcionalidad y utilicen objetos de la vida diaria, siendo el método de enseñanza
el modelado.
¿Qué es necesario para llevar a cabo una
buena intervención? Es imprescindible la realización de un buen plan de
evaluación, cuya función va a ser el desarrollo de unos objetivos individuales
y familiares adecuados para ayudar a llevar a cabo la programación individual,
así como dar la información a los padres y profesionales de la evolución y
logros conseguidos por el niño. Estos objetivos se marcan tras la
comparación de la evaluación realizada
al niño con una problemática, con el desarrollo de un niño normal en sus
distintas etapas y diferentes áreas (lenguaje, motora, cognoscitiva y social),
y en base a los déficit que presente se establecen los objetivos a trabajar.
Pero como sabemos que dos niños con el mismo cociente de desarrollo no suelen
evolucionar por igual, no nos centraremos solo en los datos de los test de las
evaluaciones tradicionales, sino que tendremos también en cuenta la interacción
del niño con su medio, su medio ambiente, su desarrollo socio-emocional,
socio-económico, habilidad…
¿Cuál es la metodología de los programas de
intervención temprana? Siempre se han llevado a cabo los principios del
aprendizaje conductual en donde se centraban en los logros de actividades del
niño: que coja, que saque, que garabatee,…y siguen utilizándose y siendo muy
válidos, pero entrelazándolos con actividades diarias del niño y dándoles una
funcionalidad, para que el niño con dificultades se desenvuelva y sepa resolver
situaciones que se le presenten en casa, en el parque…en definitiva en el
medio, e interaccione con las personas que lo rodean, y así obtener el mayor
grado de autonomía posible.
¿Qué profesionales ponen en marcha los
programas de intervención temprana? Los especialistas implicados en el
tratamiento directo con los niños son el fisioterapeuta,
el estimulador y el logopeda,
comenzando el trabajo con el niño según la maduración en el desarrollo que el
niño va alcanzando. Se comienza con una estimulación global de todas las áreas:
cognitiva, motora, lenguaje y afectivo-social, y posteriormente se van
diversificando los tratamientos y por tanto los especialistas hasta atender al
niño distintas personas y con distinta dedicación según las necesidades del
propio niño. El trabajo de estas áreas se justifica, en el área cognitiva porque al nacer la inteligencia del niño es muy
diferente del adulto, para su crecimiento precisa avanzar a través de la
ejercitación de los reflejos, de la coordinación de la visión, audición, y
prensión, llegar a la realización de acciones intencionadas, aprender a imitar
conductas, comprender juegos, asociar acciones…desarrollar así la memoria y la
organización conceptual que asentará posteriores aprendizajes. El área motora, se desarrolla con
sorprendente rapidez y toda nueva adquisición en la motricidad supone una
revolución en el mundo mental del niño, por ello hablamos de psicomotricidad,
ya que toda nueva categoría mental que posee el bebé está influida por el
progresivo dominio del entorno que le posibilita sus nuevas adquisiciones
motoras. En el desarrollo motor
intervienen tres procesos distintos: la maduración del sistema nervioso (que
terminará aproximadamente entre los cinco-seis años), la evolución de las
capacidades sensoriales y el fortalecimiento de los músculos. En el lenguaje lo primero que destaca es la
capacidad receptiva del niño, el neonato muestra desde el primer momento una
especial capacidad para distinguir y reconocer, la voz humana y en particular
la de la madre, como primer soporte de comunicación utiliza el llanto,
posteriormente vocalizaciones, juega con los sonidos de su garganta, reconoce
ruidos de su entorno, discrimina los tonos de voz (cariñoso-violento), hasta
llegar a responder a su nombre, a pronunciar primeras palabras con significado,
palabras cortas que le sirven para expresar sus primeros deseos. Todos los
especialistas están de acuerdo en incidir en la importancia de los intercambios
afectivos del bebé con su madre para el desarrollo social. La primera respuesta del niño desde los primeros días de
vida es la sonrisa, primero de placer o satisfacción ante una necesidad
cubierta y posteriormente como respuesta a la interacción y reconocimiento del otro.
Un clima afectivo adecuado, proporciona un crecimiento seguro, una percepción
adecuada de la realidad, la distinción entre lo familiar y los extraños, y la
capacidad para establecer relaciones sociales con el entorno.
Eficacia de los programas de intervención.
La intervención temprana resulta beneficiosa tanto para los niños, como para
sus familias. Aunque los progresos de los niños no son todos medibles, ya que
hay mejoras a otros niveles no evaluados, como las actitudes del niño, el
ajuste familiar,….Pero lo que si es cierto es que los programas que implican a
los padres son más eficaces que aquellos otros que no lo hacen (Stedman, 1983).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
El autor del sitio no se hace responsable en ningún caso de las opiniones de sus lectores en los comentarios. No se permiten comentarios racistas, xenófobos, insultantes, ofensivos o difamatorios, ni con Spam o publicidad. CDIAT AVANZA se reserva el derecho de eliminar cualquier comentario, siendo los casos expuestos arriba motivo de supresión.
La única finalidad de uso de los datos identificativos solicitados, es verificar que el autor del comentario es una persona física y no un rotor de "spam". Los datos solicitados en ningún caso serán proporcionados a terceras personas ni usados con fines distintos a los expuestos anteriormente.