Teresa Guirao
Pujante
Logopeda y Pedagoga.
CDIAT AVANZA
Aún cuando es posible decir que
el habla se inicie con las primeras palabras que pronuncia el/la niño/a, la
verdad es que varios meses antes de emitir sus primeras palabras comprensibles
ya ha aprendido el significado de los sonidos y de las estructuras sonoras del
lenguaje. Desde muy temprana edad están captando y analizando el lenguaje que
escuchan a las personas que los cuidan y, de una manera u otra, están
reaccionando ante el mismo.
Desde el momento del nacimiento
utilizamos la voz para que el llanto sea percibido. Es una forma de
comunicación normal y es uno de los problemas que más suelen preocupar a los
futuros padres. Ciertamente, no siempre es fácil averiguar su causa, tras el
llanto del bebé siempre hay una necesidad o un deseo insatisfecho. Poco a poco
después, ya irá lanzando gorgoritos, pequeños gritos… Llora para que le den lo
que no puede obtener por sí mismo ni puede pedir hablando, o llora porque algo
le molesta; pero también llora cuando necesita descargar tensiones acumuladas.
Es decir, nuestro cuerpo tiene un
instrumento que utiliza: tanto para pedir ayuda, como por queja o por desahogo,
con el que puede hacer música y aprende a hablar. Por este simple hecho, es
importantísimo el acompañar a nuestros hijos en la utilización de este
instrumento tan valioso, para su maduración: gorjear, balbucear y ronronear con
ellos, usar un tono maternal, inventar nuevos juegos, nombrar todos los objetos
que le rodean, las partes del cuerpo mientras le bañamos, las cosas que vemos
en el parque cuando vamos a pasear, etc.
El llanto siempre responde a una
necesidad, física o psicológica, que se debe procurar descubrir y satisfacer lo
antes posible. El bebé se siente vitalmente amenazado cuando pierde el
bienestar y, como la experiencia todavía no le ha enseñado que lo va a
recuperar enseguida, no puede tener paciencia.
Además de que siempre es más difícil calmar a un niño que
lleva llorando mucho rato, al atenderle pronto no se le “malcría”, sino que, al
contrario, se le demuestra que puede confiar en su propia capacidad para
reclamar ayuda, y en que existe alguien dispuesto a brindársela, sentimientos
básicos para el desarrollo positivo de su personalidad (esto es, en los primeros
meses, no generalicemos a una etapa demasiado avanzada o a pasarnos el día con
la criatura en brazos). Del mismo modo, cuando más que llorar, gruñe o se
queja, o si por la noche está lloriqueando entre sueños, conviene darle tiempo
para que tenga la oportunidad de resolver el problema por sí mismo.
Para
entender como va pasando nuestro bebé del llanto al habla reflejaremos un breve
resumen de su desarrollo en los primeros meses e intentaremos mostrar algunas
pautas o juegos sencillos, a nivel de lenguaje, que sean prácticos para todos:
De 0-2 meses: Los bebés, aunque parezca que
no nos entienden, están empezando a conocernos. Su llanto no siempre es por
hambre, pueden tener sueño, estar molestos… (con él expresa emociones y le
sirve para comunicarse).
Aparecen las primeras vocalizaciones reflejas (no hay
intención en el bebé) son sonidos agudos y universales (da igual el idioma que
después vayan a utilizar). Reacciona al sonido, como el de una campañilla. Por
ejemplo, emiten sonidos placenteros ante lo cómodo y de desagrado ante lo
incómodo.
Tipos de juegos
que podemos hacer con ellos: acariciarles, mecerles, moverles y cantarles
son suavidad.
De 2 - 3 meses:
- Es aconsejable decirles cosas y
esperar a que hagan algo: se rían, emitan algún sonido… ya que vocalizan
(“aaa”, “eee”, “uuu”) respondiendo a la sonrisa y conversación del adulto.
- Comienzan en esta etapa los
primeros gorjeos: “ajo”, otros sonidos guturales (los que se pronuncian con la
parte de atrás de la boca: /K/ - /J/ - /G/) y sonidos débiles bilabiales (/B/ -
/P/).
- Buscan tratando de localizar
sonidos.
Podemos jugar con
ellos
cantándoles o moviendo objetos para que los sigan con la mirada, por ejemplo.
De 3 - 5 meses:
- Hacen juegos vocales con sonidos
semejantes a consonantes y vocales de forma aislada (balbuceo: ga, ga, ga, ba,
ba, ba).
- Están atentos a la voz (sobre
todo a la de la madre), a la música y a los ruidos, buscando con la mirada el
origen del sonido, girando los ojos o la cabeza en la dirección de que
proviene.
- Se despiertan con ruidos que
antes no le molestaban.
- Vocalizan espontánea y
prolongadamente sonidos guturales (“a-guuu”; “ga, ga, ga”).
- Gritan para llamar la atención, (festejádselo
pues es una forma de llamaros).
- Sonríen con sólo ver una cara.
- Reproducen murmullos.
Les podemos
proponer juegos de interacción, les hablaremos y miraremos, para
encontrarnos con su mirada. Ofreceremos juegos atractivos de diferentes tamaños
y texturas que sean seguros. Les llamaremos desde diferentes sitios para que
nos busquen. Repetiremos los sonidos que é/ella haga, para parecer que
establecemos una conversación, ya que responderán con balbuceos a nuestras
voces; tened en cuenta que cuando se les hable no debemos distorsionar el
nombre de las cosas, pronúncienlas correctamente.
De 6 - 9 meses:
- Hacen un balbuceo con cadenas
silábicas de consonantes y vocales reiteradas y largas, cambiando la
vocalización según su estado de ánimo.
- Fijan la mirada en la boca de
quién le habla.
- Emiten sonidos en forma exclamativa.
- Comienzan la imitación de gestos
simples.
- Les gusta escuchar palabras
familiares y las entiende.
Jugaremos con
ellos a:
“aserrín.- aserrán” – “cucú”… y disfrutaremos de estos momentos, ya que con
vuestra atención y palabras irá aprendiendo a imitar algunos sonidos, habladles
mucho, cantándoles o haciéndoles escuchar música suave. Les daremos juguetes
atractivos con diferentes tamaños, colores, texturas y les iremos dejando que
se entretengan solos algunos ratitos.
De 9 meses hasta las
primeras palabras:
- Empiezan a utilizar este
balbuceo y cadenas silábicas, en situaciones de comunicación: como en los juegos
con papá y mamá, que se parecen cada vez más a palabras de la lengua del idioma
en que se les hable.
- Responden al propio nombre.
- Suelen comprender la prohibición
“NO”.
- Responden a órdenes sencillas.
- Intentan expresar sus deseos y
gustos.
- Imitan sonidos de algunos
animales, gestos y algunas palabras.
Acciones que les
pueden favorecer: Acerquen el rostro al del niño, gesticulen y háblenle en forma
exclamativa, veréis como tratan de imitarles. Habladles mucho: podéis contarles
qué es lo que estáis haciendo, los hechos que ocurren… con un lenguaje claro y
expresivo; Por otro lado, el niño tratará de llamar su atención de diferentes
maneras: agitará sus piernas, brazos, emitirá sonidos o gritos (acérquense sólo
cuando lo haga a través de algún sonido, sólo así lo acostumbrará a que se
comunique por medio de sonidos, además de gestos). Acostumbraos a llamarles por
su nombre, evitando diminutivos que lo confundan. Poco a poco aparecerán las
primeras palabras…
Y con las primeras palabras… el habla, que nos lleva a la
expresión, a la comunicación y las relaciones, como bien refleja en estos
versos de Jorge Guillén:
…
No estoy solo. ¡Palabras!
y
merced de sus signos
puedo
acotar un trozo de planeta
donde
vivir tratando de entenderme
con
prójimos más próximos
en
la siempre difícil tentativa
de
gran comunidad…
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