El aprendizaje de la lectura y la escritura ocupa
un lugar predominante dentro de las preocupaciones de los educadores y las familias,
por ser la base de las enseñanzas y constituir el eje de las materias
escolares. Desde los primeros años, en todas las áreas, se pide una comprensión
lectora para interpretar textos y fichas y una comprensión gráfica para la
realización de las mismas.
Por tanto, la enseñanza de la lectura y la escritura merece una
atención especial dentro de la actividad escolar, ya que de una buena o mala
asimilación va a depender en gran medida el éxito o fracaso en los estudios.
El objetivo de
su enseñanza es dotar al sujeto de una serie de habilidades que le hagan capaz
de comprender e interpretar un texto (lectura) así como de expresarse por
escrito (escritura). Dotándolo de estas
valiosísimas herramientas, le estaremos dando facilidades para desenvolverse en
la sociedad actual, mejorando su autonomía personal, ampliando la posibilidad de
enriquecerse y desarrollar sus conocimientos, poniendo a su alcance la
información que diariamente hay a su alrededor, dotándolos de una forma de
expresar sus sentimientos y emociones, a
la vez que les ofreceremos un recurso más
para ocupar su tiempo de ocio.
En definitiva, el poder enriquecerse
como persona.
¿Cómo empezar? Encontrar métodos de lectura eficaces para enseñar a
leer es una preocupación entre los profesionales que nos dedicamos a la
educación de niños con necesidades educativas especiales. Han surgido numerosas
respuestas, sobre todo dirigidas a alumnos con discapacidad intelectual, sin
tener en cuenta que estos alumnos, del mismo modo que el resto, no constituyen
un grupo homogéneo, y por esta razón no se pueden esperar iguales resultados
con una misma metodología. Cuando nos enfrentamos al reto de enseñar a leer y
escribir a estos niños, no podemos hablar de un método que sea idóneo para un
grupo determinado de personas, no podemos cerrarnos a una creencia o a una nueva
tendencia sin antes comprender qué mecanismos funcionan mejor con cada
individuo, pero sí podemos tener en cuenta consideraciones que son comunes a
todos ellos:
-
La enseñanza debe estar estructurada,
personalizada y adaptada a cada niño.
-
Las experiencias lectoras y escritoras en edades
tempranas facilitan el aprendizaje.
-
El entorno familiar es uno de los factores más
importantes.
-
Cada niño tiene un ritmo de aprendizaje y hay
que respetarlo.
-
Para apoyar el posterior aprendizaje de la
lectura hemos de estimular primero el lenguaje, tanto comprensivo como
expresivo.
En nuestro Centro nos adaptamos al modo
de aprendizaje de cada individuo. Es imprescindible conocer al niño o niña,
saber en qué aspectos tiene más facilidad de aprendizaje y en qué otros presenta
más dificultades, intentando siempre facilitar situaciones de éxito que lo
motiven. Hay que saber sus gustos, para poder crear un material llamativo, cercano
a su entorno y que por consiguiente resulte más fácil para su comprensión. Es
fundamental manejar, como profesionales, los diferentes métodos de aprendizaje para
poder adaptarnos con eficacia al que más convenga a cada persona y en cada
momento de su desarrollo cognitivo.
En este sentido, una parte fundamental de nuestro trabajo,
en colaboración con las familias, es obtener esta información y adaptar
recursos existentes o elaborar los nuestros propios.
Material elaborado por el equipo
multiprofesional del C.D.I.A.T. AVANZA.
¿Cuándo? Aún
siendo favorable tener un ambiente rico en estímulos desde el nacimiento de los
niños, el aprendizaje de las habilidades lectoras y de la escritura exige unas
determinadas condiciones previas y estas condiciones están ligadas a la maduración
neurológica. Los datos de diferentes investigaciones indican que el aprendizaje
de la lectura debe introducirse en la escuela infantil. En los primeros años
debería iniciarse el entrenamiento en las habilidades previas facilitadoras de
la lectura: percepción y discriminación auditiva, comprensión oral, conciencia
fonológica, denominación de objetos e imágenes, atención, identificación y
discriminación visual, coordinación visomotora para la escritura, aproximación
al lenguaje escrito y actitudes orientadas hacia la tarea. Para en el último
año de esta etapa, introducir el proceso de aprendizaje de la lectura.
¿Qué pueden hacer las familias para favorecer este aprendizaje?
Es muy importante
fomentar e incentivar la capacidad lectora en niños desde muy temprana edad.
Para eso, desde pequeños debemos:
- Leerles
en voz alta. Los niños pueden aprender muchísimo sobre el lenguaje al escuchar
a sus padres.
- Hay
que buscar literatura acorde a las capacidades del niño, en un lenguaje simple
y sencillo, con muchas imágenes y contenidos gráficos; poco texto y letras
grandes.
- Permitir
que manipulen diferentes tipos de libros, para que vayan reconociendo, formas,
texturas, colores, etc.
- Manejar
cantidad y variedad de material impreso: revistas, libros, periódicos, poesías, cuentos, carteles de la calle...
- Conocer
lo que les gusta: Hay que observar los juegos que les gustan, los programas de
televisión, eso ayudará a buscar un tipo de literatura por el que sientan
interés.
-
Compartir
visitas a la biblioteca.
- Facilitar
las situaciones en las que los niños pidan material o ayuda para escribir, leer,
dibujar, pintar...
- Leer
sus creaciones valorando siempre positivamente su esfuerzo.
- Hablarles
muy claro y correctamente.
- Continuar
leyéndoles aunque veamos que son capaces de hacerlo por si mismos.
- Reforzar
positivamente sus pequeños logros y avances.
- Tenemos
que compartir con ellos la lectura y la escritura, y hacer que esos momentos
sean divertidos.
¿Qué no se debe hacer?
- Valoraciones
negativas de lo que escriben los niños.
- Presionar
o comparar sus avances con los de otros, siempre hay que respetar el proceso
natural e individual en el que se encuentran.
- Angustiarnos
con el aprendizaje de la lectura y la escritura, agobiando así, a nuestros
hijos. No todos los niños maduran al mismo tiempo.
- Exigirles
más de lo que puedan hacer.
Debemos estimularlos, ofrecerles
la posibilidad de acceder al lenguaje escrito, pero no atormentarlos, ni
clasificarlos, ni exigirles a todos unos conocimientos iguales.
Los niños y
niñas comprenden que utilizar la escritura y la lectura sirve para comunicarse,
que se puede gozar y disfrutar con ella; de la misma manera la rechazan cuando
se les impone y se les desmotiva con calificativos negativos.
Mª Ágeles Trujillo Valera.
Licenciada en Pedagogía.
Área
de Apoyo Cognitivo - C.D.I.A.T Avanza
Asociación APCOM
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