Balbina
Moreno Sánchez
Logopeda
– CDIAT AVANZA (APCOM)
Dentro
de los trastornos del lenguaje uno de los más frecuentes es la disfemia y se
define de la siguiente forma: “La disfemia es un trastorno del habla
caracterizado por la repetición o prolongación frecuente de sonidos, sílabas o
palabras, o por numerosas vacilaciones o pausas que interrumpen el flujo
rítmico del habla, que deben ser clasificados como patológicos cuando su
gravedad afecta a la fluidez del lenguaje de modo importante” (CIE-10 de la OMS , 1996).
El
término “tartamudo” ha pasado a un segundo plano recomendando el empleo de la
palabra disfemia o expresiones como “niño con disfluencias” o “niño que
tartamudea”.
Existen
diversas teorías que justifican la disfemia (genéticas, biológicas,
psicolingüísticas,…), pero más que buscar causas debemos hablar de posibles factores
de riesgo y prevalencia, los más destacables son:
·
El sexo: hay una
mayor prevalencia en varones que en mujeres.
·
Antecedentes
familiares: existencia de historia familiar de disfemia o antecedentes de
problemas de lenguaje en la familia. Está confirmada la prevalencia de la
herencia por línea paterna.
·
Persistencia de
disfluencias “normales” pasados 12 meses o más.
·
Aparición de
dificultades en el habla o en el desarrollo del lenguaje, paralelas a las
disfluencias.
·
Los factores
ambientales (estilo de habla de los padres, patrones de interacción familiar,
reacción de la familia ante las disfluencias,…) contribuyen al agravamiento o
recuperación del problema.
La
disfemia se puede clasificar de acuerdo a diversos criterios, pero nosotros nos
centraremos en aquellos que se basa en su evolución. Encontramos 3 tipos:
·
Disfemia primaria o evolutiva: aparece durante el proceso de adquisición del
lenguaje, abarcando el intervalo de edad comprendido entre los 2 años y los 3/4
años. Los síntomas principales son:
-
Repeticiones
cortas y sin esfuerzo.
-
Prolongaciones
inconscientes.
-
Gusto por la
comunicación.
·
Disfemia episódica, límite o secundaria: aparece en torno a los 3-5 años. Los síntomas a
tener en cuenta son:
-
Repeticiones
rápidas e irregulares y bloqueos.
-
Alargamiento de
las prolongaciones.
-
Conciencia
esporádica del problema.
-
Se inicia la tensión
muscular.
-
Sigue el gusto
por la comunicación.
·
Disfemia secundaria: hablamos de ella cuando los síntomas se mantienen
pasados los 5/6 años de edad, agudizándose y cronificándose. Las características
principales son:
-
Presencia de
tensión muscular y movimientos asociados.
-
Repeticiones más
rápidas y bloqueos más frecuentes.
-
Concienciación
total del problema por parte del niño.
-
Presencia de
conductas de escape, esfuerzo,….
-
Evitación de
personas, situaciones, palabras,…
-
Aparición de
sentimientos negativos: miedo, vergüenza o frustración.
¿Cómo
y cuándo es necesaria la intervención directa?
Existen
múltiples opiniones acerca del momento y la forma idónea de intervención, pero
todas ellas coinciden en la importancia de la detección precoz, así como la
intervención precoz centrada en la familia. Esta consiste en una modificación directa
del ambiente familiar que influya sobre el niño sin ser éste el receptor
directo del tratamiento. Las orientaciones más sencillas a seguir por las
familias tras la aparición de los primeros síntomas son:
- Ignorar las
disfluencias, no mostrando reacciones verbales ni corporales.
- No corregir su
forma de hablar, no hacer repetir, ni emplear frases implícitas del tipo
“no te oigo”, “habla más despacio”, “no te pongas nervioso”.
- No “ayudar” al niño
a finalizar sus palabras o frases.
- No es conveniente
felicitar al niño cuando hable con fluidez ya que de esa forma
contribuimos a la concienciación del problema por parte del niño.
- Ver que situaciones
favorecen o inhiben la disfemia, aprendiendo a identificar que situaciones
favorecen y que otras se deben extinguir.
- Reducir la excitación
hablándole de forma calmada, sin gritar, reduciendo la prisa,…
- Reducir el número
de preguntas directas y abiertas.
- No exigir que hable
en público.
- Prestarle atención
de forma activa, mostrando interés por su conversión.
- Evitar la
corrección de la pronunciación y la gramática.
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