Las rabietas son una queja habitual entre los padres y madres de niñ@s entre 2 y 3 años. Debemos tener en cuenta que es una etapa normal a nivel evolutivo y que aunque no todos los niñ@s van a tener rabietas es algo bastante común es esas edades.
Es fundamental para poder trabajar las rabietas con nuestros/as hijos/as entender porqué suceden. L@s niñ@s están creciendo y necesitan saber dónde están los límites y a través de las rabietas obtienen un mecanismo para poner a prueba a los padres. Es una forma de saber “hasta donde pueden llegar”.
Una de las cosas fundamentales a la hora de intentar reducir las rabietas es: prestar atención a las cosas positivas que hace el niño al cabo del día (aunque sean cosas poco relevante) y reforzárselas de manera positiva.
Los refuerzos pueden ser de varios tipos. Los más apropiado con niñ@s pequeños es utilizar el refuerzo verbal: “que bien lo has hecho” “me gusta mucho como has recogido los juguetes…” o el refuerzo social, que puede ser un beso, una caricia, un choque de manos…etc.
De este modo, a través del refuerzo le animáis a que las conductas que son reforzadas las repita en el futuro. Una de las leyes básicas del aprendizaje dice que: todo aquello que hacemos y va seguido de una consecuencia positiva tiende a repetirse en el futuro, por lo que todo aquello que reforcéis de manera positiva, serán las conductas que el/la niñ@ tienda a repetir.
En cuanto a las rabietas en sí, es difícil, pero de manera general debemos intentar no prestar atención a las mismas, puesto que eso sería un reforzamiento negativo (y recordemos que todo lo que reforzamos sea positivo o negativo tiende a repetirse).
Cuando hablamos de no prestar atención tenemos que tener en cuenta tres factores básicos: el contacto visual, el contacto físico, y la presencia cercana. Esto quiere decir que, durante una rabieta debemos intentar: no mirar al niñ@, no tocarlo/a, o en el caso de que busque el contacto evitarlo, y alejarnos del espacio lo máximo posible.
Por otro lado siempre hay que tener en cuenta, si la rabieta es muy fuerte, asegurarnos de que en ningún momento corre peligro (dándose un golpe o rompiendo algo con lo que pueda lastimarse producto del enfado). Si esto ocurriera deberemos evitar el daño, pero sin entrar en regañinas o quejas de ningún tipo hacia el/la niño/a, puesto que eso sería volverle a prestar atención.
Una cosa fundamental en relación a los problemas de conducta es no generalizar conductas específicas a características propias del/la niño/a, es decir, no etiquetarle por conductas puntuales y establecerlo como una característica de las persona. Por ejemplo: si un día la habitación esta desordenada, le diremos que la habitación está desordenada no que él/ella es un desordenado/a, porque de este modo estamos atacándole como persona, cuando en verdad nos queremos referir a una conducta puntual.

Si somos constantes en la aplicación de la técnica las rabietas irán disminuyendo, puesto que dejaran de serle útiles para conseguir lo que quiere (un juguete, no hacer algo o simplemente conseguir atención).

FUENTE: COLEGIO PSICÓLOGOS REGIÓN DE MURCIA