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lunes, 30 de julio de 2012

LAS DISFUNCIONES OROFACIALES


BALBINA MORENO SÁNCHEZ
LICENCIADA EN PEDAGOGÍA
MASTER EN LOGOPEDIA


El acto de hablar es un proceso complejo que suele dar comienzo en torno al primer año de edad más o menos, dependiendo de cada niño y sus particularidades.
Para que este aprendizaje se lleve a cabo es necesaria la puesta a punto de todo un engranaje de órganos internos y externos, así como conexiones neuronales, que serán los encargados de la emisión final del habla.
Como profesionales y sobre todo como padres, debemos vigilar desde pequeños a nuestros hijos y controlar que todos aquellos aspectos que puedan favorecer o perjudicar el acceso al lenguaje oral estén atendidos.
En primer lugar, si hay sospecha de problemas de origen neurológico, debemos acudir lo antes posible a nuestro pediatra para ser derivados al servicio de Neuropediatría. Del mismo modo, hemos de descartar dificultades de carácter auditivo en el servicio de Otorrinolaringología.

Por otro lado, y es aquí donde centraremos nuestra atención, aparecen las disfunciones orofaciales, causantes en muchas ocasiones, de las alteraciones articulatorias infantiles. Estas pueden tener diferente origen: funcional y orgánico. Las primeras tienen su causa principal en los malos hábitos que después desarrollaremos. Las segundas tienen una estrecha relación con malformaciones o alteraciones físicas de los órganos que componen la boca.
Antes de pasar a enumerar los diferentes tipos de disfunciones haremos un breve resumen de los órganos bucofaciales que intervienen en el proceso del habla. Para una correcta articulación y adquisición del habla los órganos implicados son: labios, lengua, paladar, mejillas, dientes, maxilares,…Todos éstos con una posición, movilidad, coordinación y agilidad adecuada  garantizarán la puesta en marcha del habla.

Tipos de disfunciones orofaciales:

1.  De origen funcional. La causa de estas alteraciones tiene su origen en malos hábitos. Pasados los 3 años de edad todos estos hábitos que vamos a citar pasan a provocar problemas de deglución, trastornos esqueléticos y dificultades articulatorias.
     -Hábitos Orales:
·  Succión del pulgar: provoca mordida abierta, deformación del paladar, proyección del maxilar superior y sigmatismo (dificultad para pronunciar el fonema /s/).

·  Succión labial: implica falta de desarrollo mandibular y alteración de la mordida.
·  Succión lingual: favorece ensanchamiento de la lengua, deformidad de las arcadas dentales y sigmatismo.
·  Uso precoz y prolongado de los chupetes y tetinas: los bebés que inician muy tempranamente la alimentación artificial (biberones) y que además usan chupetes inadecuados no adquieren correctamente el patrón de deglución, lo que favorece el empuje hacia delante de la lengua. Ello implica deformación de las arcadas dentales, proyección mandibular y dificultades para articular todos los fonemas linguales.

    -Alimentación inadecuada para la edad: la prolongación después de los 2 años/ 2 años y medio de la alimentación a base de líquidos y papillas, propicia la atrofia de la mordida y de la masticación. Esto provoca falta de movilidad, agilidad y coordinación de todos los órganos bucofaciales, repercutiendo de forma grave en la articulación.
   - Respiración bucal (con la boca abierta): esta disfunción tiene tanto origen funcional (por mal hábito) como orgánico (vegetaciones adeniodeas, alergias, desviaciones del tabique nasal,…). Este patrón respiratorio predispone a un desarrollo defectuoso de los dientes y los maxilares y a dificultades articulatorias, debido a la posición baja y adelantada de la lengua.

2.           De origen orgánico: estas disfunciones hacen referencia principalmente a malformaciones óseas y de los órganos bucofaciales,… En muchas ocasiones éstas necesitan intervención quirúrgica o prótesis para mejorar su estado.
-         Macroglosia: con este término nos referimos a una lengua más grande de lo habitual. No suele ser frecuente y tiende a darse en personas con Síndrome de Down. Suele ser una lengua hipotónica con escasa movilidad, coordinación y agilidad.
-         Anquiloglosia: es la alteración del frenillo lingual, ya sea por corto o ancho. Esto implica falta de movilidad de la lengua con consecuencias para la articulación (se pueden ver alterados todos los fonemas linguales) y la deglución. En muchos casos es necesaria la intervención quirúrgica.
-         Hiperplasia amigdalina (amigdalas): ésta puede alterar la función de la lengua contribuyendo a su posición adelantada en reposo. Como en otras disfunciones provoca problemas de deglución y sigmatismo.
-         Anomalías óseas de los maxilares y el paladar: hablamos aquí de labio leporino, fisuras palatinas, fisuras maxilares,… Estas facilitan una adaptación de la lengua a las cavidades orales provocando las disfunciones linguales citadas en casos anteriores.


A modo de conclusión podemos decir en la mayoría de los casos (sobre todo en los de carácter funcional) que con una buena información, prevención y actuación temprana podríamos evitar casos de niños con alteraciones articulatorias.





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